Ya se está
convirtiendo en un tópico la división de los europeos entre austeros y fríos
norteños y desenfadados e irresponsables sureños. Mitos muy alejados de la
realidad y que solo consiguen que los ciudadanos de la Unión den menos valor o sean
conscientes de la obra ingente de cooperación que las instituciones europeas
(nuestras instituciones) realizan. Para que nuestros lectores tengan una perspectiva
más real de la forma de ser y el trabajo de nuestros gestores nos hemos ido a
la cabeza del problema. Nos hemos ido al recién elegido presidente del
Parlamento Europeo, el alemán Martín Schulz, con el que hemos conversado hace
unas semanas en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes, gracias a la
intermediación del presidente de la Fundación
Ideas José Borrell. Así es otro alemán, así es un europeo.
El otro
alemán, así ha definido el socialista Josep Borrell a Martin Schulz. Palabras
mezcladas de sentimiento quizá poético, a veces nostálgico, recordando sus años
como presidente del Parlamento Europeo desde la novena planta.
Son las 9
de la mañana, hoy el Madrid más cosmopolita se ha convertido en el centro de la
idea de Europa, y el Circulo de Bellas Artes es el laboratorio donde se discute
sobre el papel de Europa en el mundo y la implicación de nuestra Unión en la
construcción de una sociedad más justa, más allá de nuestras fronteras, y con
un solo arma, la cooperación.
A las 12,
Martin Schulz participará en un pequeño coloquio sobre la Unión Bancaria , y
mientras tanto Pepe, como le gusta que le llamen, nos habla del peligro de la entrada
en el parlamento de partidos no europeistas que están poniendo en riesgo
décadas de trabajo para hacer de Europa una potencia en el desarrollo. “Los
jóvenes debéis ser conscientes de la necesidad de un parlamento fuerte y
decidido para la construcción de una Europa social y con vocación solidaria,
aspecto que se ha dejado de lado y que es una de nuestras grandes debilidades.
Si no se le dota a la UE
de este carácter social y solidario, no se podrá avanzar”.
Una sala
llena, espera reluciente al presidente del Parlamento Europeo rodeado de la
plana mayor del PES y de gran parte de su gabinete en el Parlamento.
Durante la conferencia desengrana las necesidades y los avances que le quedan a
las instituciones europeas por hacer. Durante media hora, pronuncia un discurso
lleno de autocrítica justificado por la falta de confianza de los europeos en
la institución que él dirige y el gran avance de las fuerzas euroescépticas y
extremistas.
Autocrítica
que le ha llevado a ser considerado un hombre de carácter duro, pero realista,
abanderado de las injusticias tanto sociales como económicas que el sistema
capitalista ha generado, como lo hizo su referencia 40 años atrás, Willy
Brandt, quien argumentó que negar la existencia de una injusticia, sería abrir
camino a otras.
La
logomaquia llevada por algunos grupos políticos que a día de hoy controlan
algunas instituciones, hace que durante la entrevista que nos concede en una de
las salas de la planta sur del Bellas Artes, exponga la necesidad de que los europeos
comprendan su discurso. “Se deberían
devolver tareas a otros niveles administrativos como el nacional, el regional o
el local mas no se debe olvidar que las cuestiones importantes se han de tomar
en Bruselas, y para eso los estados miembros tienen que potenciar una Comisión
Europea y un Parlamento europeo fuerte”.
Durante el
transcurso de la entrevista, Martin Schulz se muestra preocupado por la
situación que sufre Europa en el escenario internacional. “Europa tiene que
vertebrar un nuevo mundo, más solidario, sostenible y en paz.
El discurso
de Martin Schulz es el fiel reflejo de un europeo que lleva años debatiendo y
soñando con la construcción de una Europa social alejada de cualquier frontera
y cualquier impedimento para la consideración de la identidad europea, él mismo
se proclama como el mejor ejemplo de lo que es Europa para muchos ciudadanos,
nació en la frontera entre Bélgica, Luxemburgo y Alemania, una frontera que
algún día le encantaría eliminar.
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